De la mano de:
Autor: Lois Lowry
Editorial: Everest
Año de publicación: 2009
Páginas: 240
ISBN: 9788424135843
Precio: 14,96 €
"Diciembre es el mes en el que se celebra la Ceremonia anual, en la que los Doce reciben sus determinadas funciones por el Comité de Ancianos. Pero Jonás, un niño que cumple doce años, ha sido elegido para algo muy especial. Cuando su selección le lleva ante el más honorable de los ancianos -el Dador-, Jonás comienza a darse cuenta de los secretos que subyacen bajo la frágil perfección de su mundo."
OPINIÓN PERSONAL
Hace ya años que leí esta novela por primera vez, en una edición previa donde aparecía un hombre mayor, muy ajado y meditabundo. No sabía de qué iba, pero quería... Más bien tenía que leerla. No me arrepentí en ningún momento de ello, pero me dejó con ganas de más y ya era imposible conseguir sus, por aquel entonces, 2 continuaciones. Tuvieron que pasar un par de años para su reedición y 4 más para conseguirlos todos. Y no contento con eso, recibo la noticia de que se va a publicar la cuarta entrega y eso ya... En fin... Sin palabras.
Como comentaba, es un libro que ya había leído con anterioridad, así que supongo que por eso me enganchó bastante la trama. En ella encontramos a Jonás, un joven de ojos azules que resaltan sobre el resto de la comunidad en que vive. Apenas hay diferencias entre él y el resto de sus compañeros de clase con la salvedad de que él, en ocasiones, percibe matices sobre objetos como una manzana: El color. El día de la ceremonia de los 12 todos reciben un cargo que desempeñar desde entonces en adelante durante el resto de sus vidas a excepción de Jonás, a quien pasan por alto. Finalmente y ante todo el mundo se le da a conocer como el nuevo Receptor, el único capaz de recibir los recuerdos de toda la humanidad y el único capaz de darse cuenta de que no todo es tan perfecto como parece cuando se es joven e ingenuo.
La verdad es que este tipo de distopías futuristas tienden a no gustarme demasiado por no saber exactamente cómo imaginarme el mundo en que se mueven, aunque tengo que reconocer que esta novela me enganchó de principio a fin. Soy incapaz de imaginar estas páginas sin pensar en una película en blanco y negro con ligeros toques de color. Muy al estilo de las películas de Georges Méliès, con la salvedad de ser todo mucho más serio y menos optimista. Me gusta, por no decir que me encanta, la sociedad que Lowry ha creado, un mundo aparentemente perfecto donde nadie hace nada que no sea acatar las órdenes y donde a nadie se le permite cuestionar la autoridad, sin saber nunca si alguien miente o no, aunque reconozco que después de conocer la trilogía, se le da demasiada importancia al origen de todo ello sin saber jamás el inicio. Únicamente me falta información en ese sentido.
No es que puedan destacarse los personajes, a excepción de Jonás, por supuesto, y de todos aquellos que, por casualidades del destino, tengan los ojos azules. Ya entenderéis porqué. Creo que en este caso, como comentaba, la importancia recae en una sociedad casi perfecta a nivel genético, social, económico, administrativo... Pero, como digo, casi. Nadie recrimina a nadie por ser diferente, nadie pasa hambre, nadie pasa penurias... Pero tampoco hay quien sienta amor, celos, odio, añoranza... En definitiva, los personajes son una serie de personas que, básicamente, aparentan que todo funciona bien únicamente para mantener una sociedad que, tarde o temprano, terminamos por ver que hace aguas por todas partes.
Por su parte, Jonás recibe una educación individual, única respecto a toda la comunidad y que hará que, poco a poco, comience a darse cuenta de estos valores, de lo que significa amar, desear, odiar, necesitar escapar... Y no es el primero, pero sí tal vez el último de ellos. Por supuesto, no quiero dejar de lado al Receptor anterior, quien, sinceramente, es un personaje que me merece respeto después de años y a la par me da algo de pena haberlo dejado atrás. Creo que en mí siempre habrá un hueco destinado a ese personaje por encima de cualquier otro en toda la "saga". Me gustaría no spoilear los siguientes volúmenes, pero el universo en que nos movemos es demasiado amplio, y creo que en 4 novelas (por suerte son autoconclusivas) podemos quedarnos con muchas ganas de saber más.
En resumen, El dador de recuerdos es una distopía que aunque deje una primera lectura algo superficial, nos adentra en una verdadera reflexión sobre el mundo en que nosotros mismos nos movemos. Puede que guarde demasiado buen recuerdo de éste libro de aquella primera vez que lo leí, pero me hizo pensar por mí mismo en ciertos aspectos, supongo que me hizo darme cuenta de que había que madurar, y sólo por eso merece la pena que se le dediquen unas horas a su lectura.
La verdad es que este tipo de distopías futuristas tienden a no gustarme demasiado por no saber exactamente cómo imaginarme el mundo en que se mueven, aunque tengo que reconocer que esta novela me enganchó de principio a fin. Soy incapaz de imaginar estas páginas sin pensar en una película en blanco y negro con ligeros toques de color. Muy al estilo de las películas de Georges Méliès, con la salvedad de ser todo mucho más serio y menos optimista. Me gusta, por no decir que me encanta, la sociedad que Lowry ha creado, un mundo aparentemente perfecto donde nadie hace nada que no sea acatar las órdenes y donde a nadie se le permite cuestionar la autoridad, sin saber nunca si alguien miente o no, aunque reconozco que después de conocer la trilogía, se le da demasiada importancia al origen de todo ello sin saber jamás el inicio. Únicamente me falta información en ese sentido.
Por su parte, Jonás recibe una educación individual, única respecto a toda la comunidad y que hará que, poco a poco, comience a darse cuenta de estos valores, de lo que significa amar, desear, odiar, necesitar escapar... Y no es el primero, pero sí tal vez el último de ellos. Por supuesto, no quiero dejar de lado al Receptor anterior, quien, sinceramente, es un personaje que me merece respeto después de años y a la par me da algo de pena haberlo dejado atrás. Creo que en mí siempre habrá un hueco destinado a ese personaje por encima de cualquier otro en toda la "saga". Me gustaría no spoilear los siguientes volúmenes, pero el universo en que nos movemos es demasiado amplio, y creo que en 4 novelas (por suerte son autoconclusivas) podemos quedarnos con muchas ganas de saber más.
En resumen, El dador de recuerdos es una distopía que aunque deje una primera lectura algo superficial, nos adentra en una verdadera reflexión sobre el mundo en que nosotros mismos nos movemos. Puede que guarde demasiado buen recuerdo de éste libro de aquella primera vez que lo leí, pero me hizo pensar por mí mismo en ciertos aspectos, supongo que me hizo darme cuenta de que había que madurar, y sólo por eso merece la pena que se le dediquen unas horas a su lectura.
4'5 de 5
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