De la mano de:
Autor: Karin Tidbeck
Editorial: Fábulas de Albión
Año de publicación: 2014
Páginas: 192
ISBN: 9788493937980
Precio: 20 €
"Una nueva autora sueca nos deslumbra con sus relatos de Fantasía. Cuentos de hadas oscuros, mitología nórdica, bosques, amores imposibles... Con esta colección Kairn Tidbeck fue nominada al World Fantasy Award. Los relatos incluidos son: Beatrice, Cartas a Ove Lindström, La señorita Nyberg y yo, Rebecka, Herr Cederberg, ¿Quién es Arvid Pekon?, El Complejo de vacaciones de Brita, La montaña de los renos, Mermelada de mora ártica, Pyret, Augusta Prima, Tías y Jagannath."
OPINIÓN PERSONAL
Desde que Fábulas de Albión anunció esta antología como parte de sus novedades para este 2014 le he tenido ganas al libro, primero por la portada y luego por la temática, y creo sinceramente que pocas uniones tan exactas he visto en mucho tiempo, y es que los dos colores que vemos antes de abrirlo son los mismos que vamos a encontrar dentro: El verde de los prados y bosques y el gris de la niebla y la bruma.
Hasta la fecha no había leído nada (al menos de manera consciente) de Karin Tidbeck, y es que apenas llegan antologías de autores extranjeros a nuestro país que tengan, en primer lugar, una presentación que llame a la vista, y en segundo lugar, de una temática que no sea ciencia ficción, que es lo que parece importarse a nuestras fronteras. Sin embargo, con Karin Tidbeck encontramos una gran variedad de temáticas para sus relatos breves, girando casi siempre entre un mundo mezcla de real y onírico, fantástico, como de cuento de hadas crudo, sin dejar de lado una atmósfera que nos remite continuamente al norte de Europa, a sus fiordos noruegos tan verdes y al blanco de la nieve que los cubre temporalmente, al verde de la magia de los bosques y al gris de una niebla misteriosa.
Por supuesto, Tidbeck es capaz de trasladarnos a paisajes casi idílicos, descritos sin describir, sumiéndonos en la atmósfera de cada relato a través de las palabras de sus personajes, sin necesidad estricta de regodearse en las imperfecciones del terreno o en el aspecto físico del protagonista, y, sin embargo, se sienten tan reales que uno puede ver cómo se dibujan las imágenes en sus páginas mientras va leyendo, olvidándose de leer y comenzando a imaginar lo que de tétrico, entrañable y bonito tiene cada una de estas historias.
Cabe también destacar el estilo de escritura, viendo desde un relato en primera persona donde vemos la relación de un hijo con su padre, historias epistolares que hablan de cómo pasa el tiempo para una persona que cambia de aires, relatos que casi podríamos tildar de ensayo sobre pequeños seres fantásticos, terceras personas con obreros que forman parte de un mecanismo mayor... Cubriendo así prácticamente todos los estilos, dominados de manera magistral, ya que ni se convierte en una lectura densa y, mucho menos, monótona, ya que ni los padres son sólo padres, ni los cambios son siempre buenos, ni los seres fantásticos tan fantásticos o los mecanismos son algo siempre inerte.
No soy muy dado a leer antologías, al menos no de autores, pero sí temáticas, y tengo que reconocer que con esta autora he acertado, ya que abrir sus páginas se ha convertido en un viaje a lo más profundo y tradicional de la Europa del norte, un viaje a lo mágico del folklore, a lo real de la vida misma y a cómo estas dos facetas no tienen porqué estar separadas. Karin Tidbeck ha conseguido unir mundos que jamás antes habían sido tan cercanos.
Hasta la fecha no había leído nada (al menos de manera consciente) de Karin Tidbeck, y es que apenas llegan antologías de autores extranjeros a nuestro país que tengan, en primer lugar, una presentación que llame a la vista, y en segundo lugar, de una temática que no sea ciencia ficción, que es lo que parece importarse a nuestras fronteras. Sin embargo, con Karin Tidbeck encontramos una gran variedad de temáticas para sus relatos breves, girando casi siempre entre un mundo mezcla de real y onírico, fantástico, como de cuento de hadas crudo, sin dejar de lado una atmósfera que nos remite continuamente al norte de Europa, a sus fiordos noruegos tan verdes y al blanco de la nieve que los cubre temporalmente, al verde de la magia de los bosques y al gris de una niebla misteriosa.
Por supuesto, Tidbeck es capaz de trasladarnos a paisajes casi idílicos, descritos sin describir, sumiéndonos en la atmósfera de cada relato a través de las palabras de sus personajes, sin necesidad estricta de regodearse en las imperfecciones del terreno o en el aspecto físico del protagonista, y, sin embargo, se sienten tan reales que uno puede ver cómo se dibujan las imágenes en sus páginas mientras va leyendo, olvidándose de leer y comenzando a imaginar lo que de tétrico, entrañable y bonito tiene cada una de estas historias.
Cabe también destacar el estilo de escritura, viendo desde un relato en primera persona donde vemos la relación de un hijo con su padre, historias epistolares que hablan de cómo pasa el tiempo para una persona que cambia de aires, relatos que casi podríamos tildar de ensayo sobre pequeños seres fantásticos, terceras personas con obreros que forman parte de un mecanismo mayor... Cubriendo así prácticamente todos los estilos, dominados de manera magistral, ya que ni se convierte en una lectura densa y, mucho menos, monótona, ya que ni los padres son sólo padres, ni los cambios son siempre buenos, ni los seres fantásticos tan fantásticos o los mecanismos son algo siempre inerte.
No soy muy dado a leer antologías, al menos no de autores, pero sí temáticas, y tengo que reconocer que con esta autora he acertado, ya que abrir sus páginas se ha convertido en un viaje a lo más profundo y tradicional de la Europa del norte, un viaje a lo mágico del folklore, a lo real de la vida misma y a cómo estas dos facetas no tienen porqué estar separadas. Karin Tidbeck ha conseguido unir mundos que jamás antes habían sido tan cercanos.
4 de 5
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